A Jacqueline Sauvage, tras 47 años de maltrato de género, indultada por Hollande, en Francia.
En el mes de enero, en España, ocho mujeres y una niña víctimas de asesinatos machistas.
Soñando besos
que jamás besaron,
porque no fueron sinceros ni cuando
se apretaban y volvían a besarse,
abrazados,
tan lejana la ternura,
como una desconocida,
rotas las promesas que se juraron,
los amantes,
tras haberse quedado ella,
sola y amedrentada,
en su rincón,
la mirada velada,
un leve temblor en las manos
que acariciaron,
que se defienden,
en leves aspavientos,
frente al terror que no cesa,
frente al letal pavor de quien no ve
escapatoria,
arrumbada al rincón
del miedo
insuperable,
a solas,
desleída la capacidad
de soñar,
llena de rabia, María, por dentro,
lágrimas a raudales,
encharcada la determinación,
los puños abriéndose como proas
imparables,
a solas, por echarse
a volar,
por escapar y decidirse
antes que sea tarde,
irremediablemente tarde,
a los pies de la derrota que
llora no haberlo intentado
antes,
siquiera una sola vez . . .
para no volver a mirar
atrás,
libre al fin.
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